1958-1962: La gestación de la Impala

Después de la marcha de Bultó y los técnicos que lo acompañaron, la situación en Montesa se volvió delicada, ya que todos los proyectos en marcha se vieron truncados. Permanyer reestructuró todos los departamentos y situó a Leopoldo Milá al frente del departamento técnico. Milá dejó de lado el proyecto de motor «mono-block» en el que se estaba trabajando en esos momentos, y que de hecho serviría de base para la primera Bultaco, la Tralla 101, y empezó a definir una nueva moto en base a sus propias ideas y filosofía.

El objetivo era construir una moto económica, robusta, que consumiera poco combustible, pero que fuera capaz de superar los 100 Km/h. Para conseguirlo Milá consideraba básicos tres principios: que no existiera varilla de embrague, que la transmisión no fuera por cadena primaria sino por engranajes, y que el cambio estuviera en el mismo bloque que el resto del motor, con un mismo cárter.

El cilindro se fabricaría usando las técnicas más modernas: sería de aluminio inyectado, el primero fabricado en España mediante este sistema. El cambio también se diseñó completamente nuevo, con todas las piezas redondeadas, sin ángulos. El arrastre sería por agujas i el eje no tendría puntos de ruptura.

La forma del depósito, tan característica de la Impala e imitada después por otras marcas, vino determinada por motivos económicos, ya que esa forma simplificaba el proceso de fabricación.

El tubo de escape, que emite un sonido tan característico, fue diseñado por un alemán llamado Göerg, fabricante de lanchas de velocidad, que por esas fechas estaba colaborando con Montesa. Con pocos cambios fue montado en las Impalas.

Si la fiabilidad del nuevo modelo tenía que ser su punto fuerte, no pudieron escoger mejor banco de pruebas, un recorrido de tres meses y 20.000 Kms por las peores carreteras y pistas posibles, las de África. Fue la «Operación Impala», que debido al su éxito popular acabó dando nombre al nuevo modelo.

La Impala se puso finalmente a la venta el junio de 1962, y el éxito fue inmediato. Ese mismo año obtuvo el premio Delta de Oro al mejor diseño industrial, otorgado por ADI-FAD, (Agrupación de Diseño Industrial del Fomento de las Artes Decorativas).